6.26.2007

laureano Márquez - se va la audición (extraido del diario "Tal Cual" (25/05/07)


A la memoria de Don Tito Martínez del Box, que no trajo llanto sino risas

Cuántas cosas se nos escapan este domingo a las 12 de la noche. Cuántos recuerdos. Historias de vidas paralelas que acompañaron nuestra manera de ser, motivaron nuestra forma de estar descontentos y nos hicieron reír. Es como si Dios adelantase una suerte de fin de mundo particular en esa realidad paralela en la que Eudomar Santos, la señora de Cárdenas, Gómez y hasta el mismísimo Bolívar existen.

Porque Venezuela sin RCTV es, sin duda, un poquito menos Venezuela.

El lunes pasado, al escuchar a Cayito Aponte cantar, en el último programa, el tema de despedida de Radio Rochela, me invadió la nostalgia propia del adiós y de la despedida.

No creo que haya un venezolano que no haya reído alguna vez con “La Gran Cruzada del Buen Humor”, que era el nombre original con el que Don Tito quería sacar al aire el programa.

Alguien le aconsejó que “Rochela” le venía mejor por ser más venezolano. Y vaya si lo es: Hasta en sus tragedias más dolorosas, este país es una rochela.

Con retazos de Rochela también puede reconstruirse nuestra historia. Dime de qué te ríes y te diré qué clase de pueblo eres. Recuerdo una parte de mi vida en que el país se me hacía interesante sólo en términos de que constituía materia prima para la sátira del lunes siguiente. Frente a cada acontecimiento me preguntaba: ¿Cómo lo verá la Rochela? Años después, ya trabajando en el programa como libretista y actor, me di cuenta de que en un país como el nuestro, la parodia es el recurso humorístico por excelencia:
Manteniendo el guión y sólo cambiando a los actores, puede conseguirse un efecto cómico extraordinario. Radio Rochela también era una manera de vernos a nosotros mismos, de evidenciar nuestra falta de gravedad ante la vida.

Por eso se nutrió siempre de la calle, transformando al venezolano común en personaje, obligándonos a reírnos de nosotros mismos, que es la forma superior de inteligencia. Y es que también de humor están hechas nuestras utopías, como bien lo sabía Santo Tomás Moro.

Este domingo, entre gallos y media noche (hora predilecta para el crimen), seremos –todavía más– un poco menos, cuando los humores de uno solo nos impongan sus propias razones para la risa y para el llanto. Este domingo en la noche me dedicaré a pensar en un país amable y generoso que se está despidiendo de nosotros. Un país que nos permitía, al menos, reconocernos en el otro y vivir sin que los odios gobernaran nuestras acciones. Un país en el que había la posibilidad de salir de abajo sin que en la negociación entrara la conciencia y el futuro no era edificado sobre el estiércol de la venganza.

Habiendo tantas razones para el pesimismo, no sé por qué razón (quizá sea la fuerza del humor), me invade la certeza de que más pronto que tarde, el alma indómita del venezolano, forjador de libertades, renacerá como ave fénix de sus cenizas. Cuando ese tiempo llegue, tendremos nuevamente Rochela todos los lunes a las ocho y nos reiremos libremente de nuestros gobernantes, como lo hemos hecho siempre, evitando la lamentable tragedia de que sean ellos los que se rían de nosotros.

Digamos entonces: Por ahora, “se va la audición, que le vaya bien… Cantando muy bajito se va la cruzada, muy pronto volveremos con más humorada”.

6.20.2007

Así somos los venezolanos - Aníbal Nazoa


Si en uno de esos coloquios vía satélite que están de moda se me preguntara cuál es a mi juicio el rasgo distintivo del venezolano, no vacilaría en responder que la imprecisión, la indeterminación es nuestro signo capital.

Somos el país del más o menos, del más acaita y más allaita, más arribita y más abajito, en eso nos parecemos a los ingleses, que jamás dicen near sino not far from tal o cual parte, ni aceptan que ninguna cosa sea definitivamente buena sino not bad at all.

Pero nosotros vamos mucho más allá, rozamos los límites del surrealismo en nuestro comportamiento y lenguaje cotidianos.

Cualquier extranjero que nos visite por primera vez enloquecería si oyera, como se oye corrientemente, a un electricista, plomero o cualquier técnico venezolano ordenando a su asistente: "tráeme la vainita esa de bichar los perolitos del coroto", lo asombroso no es la terminología en sí, lo increíble es que el ayudante comprenda perfectamente bien la orden y traiga exactamente lo que se le esta pidiendo...

El mismo extranjero tal vez moriría en el intento si tratara de comprender la nomenclatura de nuestras ciudades. Para empezar, en las urbanizaciones venezolanas, las casas no se identifican por números sino por nombres, los cuales suelen dar origen a grandes confusiones. Así, por ejemplo, siendo (por razones que desconozco) San Judas Tadeo uno de los nombres preferidos por la clase media para bautizar a sus viviendas, no es raro que en una misma calle haya seis quintas San Judas Tadeo, con la consiguiente desesperación de quien busque tal dirección.

Luego tengamos en cuenta el estilo venezolano de dar las direcciones, rara vez un venezolano dice: "Avenida Betancourt, Edificio Lusinchi, tercer piso, numero 33", no, la forma habitual de dar la dirección es: "Mas alantico de la plaza Alfaro Ucero, pasada la panadería, un edificio blanco con unos ladrillitos arriba, junto a una casa rosada con rejas verdes que tiene al lado una mata de mango", añadiendo de paso alguna fórmula misteriosa como "del lado de allá, no como quien va sino como quien viene".

En materia de tiempo, el venezolano es uno de los seres más indescifrables que existen. Solemos, por ejemplo, concretar una cita en la tardecita o en la nochecita, pero nadie sabe a ciencia cierta qué es la tardecita, que para uno es la tarde a primera hora y para otros la última parte de la tarde, ya cerca de la nochecita, que tampoco es un concepto claramente establecido (naturalmente, como va a estar claro si es de noche?), pero en todo caso citarse a una hora es visto como algo desconsiderado y hasta reaccionario.

Mejor se dice a golpe de o tipo seis y cuatro. A las cuatro y pico en punto, que en todas partes es un chiste, en Venezuela es una hora que puede corresponder a una realidad.

No aspiro a que me lo crean, pero en una ocasión oí decir a un locutor de una emisora radial de provincia anunciar la hora legal de Venezuela: las cinco y media pasaditas.

Capítulo aparte merecen nuestras relaciones con los taxistas. Hay que ser extremadamente cuidadosos en los tratos con estos caballeros que abolieron por su cuenta el uso del taxímetro sin que el Gobierno chistara y sin que nadie sepa por que sus vehículos se siguen llamando taxis. Para contratar una carrera de taxi, el francés - pongamos por caso - sube en el coche y ordena: 25 rue Caucheman, el inglés hace lo propio e indica: 34 Peninton Road, y ya. El venezolano introduce media cabeza por la ventanilla del auto y pregunta: Por cuanto más o menos me lleva a Prados del Este? Es muy probable que el chofer le responda: Prados del Este? Ah, no, yo pa' allá no voy, y arranque obligándolo a saltar. En caso de que acceda, el pasajero no indica la dirección de su destino sino que se dedica a guiar al conductor: "En el próximo semáforo a la derecha... en la esquina a la izquierda, otra vez a la izquierda y después derechito por la subida..."

Agréguese a esto, como una muestra de nuestro gusto por la imprecisión, que aquí practicamos la curiosa costumbre de regatear con el taxista, que no pocas veces acepta hacernos alguna rebaja en el costo del servicio. Y para cerrar el capítulo del transporte, recordemos que los colectivos, aunque tengan paradas fijas establecidas, por lo regular no se detienen en ellas sino donde lo exija el pasajero, según la fórmula universalmente aceptada: "Donde pueda señor..."

Podría seguir citando ejemplos de nuestra afición por la imprecisión y la vaguedad, pero para no cansar a los lectores concluyo con dos que considero pertenecientes al propio reino de la poesía. En todas partes, para expresar el sentimiento que inspira cualquier hecho o circunstancia se suele decir, me da miedo, me da rabia, me da asco o me da lo que sea según el caso, en Venezuela decimos me da cosa... Qué es cosa? Vaya usted a saber!

El otro ejemplo parece extraído de alguna obra de Lewis Carrol: Los venezolanos sólo nosotros y nadie más en el mundo hemos inventado un término para designar el olor más indefinido y difícil de nombrar de todo el universo: ¡El olor de mono!

No me digan que esto no es verdad...

6.11.2007

electrelane - to the east

diez años luego de su ruptura, VUELVE SODA STEREO


09/06/2007 | ME VERAS VOLVER

SODA STEREO 2007

Triple Producciones Musicales y POP ART anuncian, con orgullo, la gira 2007 de Soda Stereo.

A diez años de su último show en vivo, los Soda han decidido festejar con una serie de conciertos que darán comienzo los días 19 y 20 de octubre en el estadio River Plate de la ciudad de Buenos Aires. El tour recorrerá luego distintos países de América como Chile, Perú, Venezuela, Estados Unidos, México, Ecuador y Colombia, entre otros, y concluirá antes de fin de año.

Oportunamente se informará la lista completa de las ciudades y las fechas de la gira.

A partir de 2008 Gustavo, Zeta y Charly tienen previsto retornar a sus respectivas actividades individuales.

No se prevén entrevistas personales ni grupales aunque, en fecha a confirmar, los Soda ofrecerán, en Buenos Aires, una única conferencia de prensa para los medios nacionales e internacionales.