9.25.2009

a lo yo


No quiero ser
ni el padre perfecto,
ni el esposo perfecto,
ni el hijo perfecto,
no quiero nada de eso.
Sólo quiero ser
lo justo y necesario
sin conocer nunca el calvario
siendo el mejor sin siquiera intentarlo.

Conoceré una sola manera
de todas las formas posibles
la mía será la que prefiera
sin cosas imposibles,
sin medias tintas,
todo o nada, venga,
sólo cosas buenas en mi inventario
sin conocer nunca el calvario
siendo el mejor sin siquiera intentarlo.

Me dirán todo
que estoy equivocado,
que no llegaré a ningún lado,
¿qué me habré fumado?
y ahí seguiré, defraudando
el futuro que me estarían pintando
humildemente lleno de soberbia
sin conocer nunca el calvario
siendo el mejor sin siquiera intentarlo.

No quiero ser,
la anécdota perfecta,
la historia perfecta,
la moraleja perfecta,
quiero tener la razón sin que nadie más la tenga
y mandar al carajo a todos y cada uno que me diga lo contrario
sin conocer nunca el calvario
siendo el mejor sin siquiera intentarlo.

9.24.2009

contarte


Quiero contarte algo que te va a pasar sin que yo sea vidente, adivino o qué se yo. Cosas que te harán sentir fuegos artificiales en tu cabeza cuando las escuches por primera vez , y que ya luego hasta risa y lástima te dará. No de ti. Sino del tonto que sea el número mil de esa lista y sabrá Dios cuántos más vendrán.
Se van a enamorar de ti muchos desde la primera vez que te vean. Sin que conozcan tu contagiosa y dulce risa. Tu carácter tan colorido pero tan marcado como cuando alguien pinta afincando los colores en el papel. Sin que te vean bailar con la música que sea.

Sin conocerte siquiera se van a enamorar de ti.

Te dirán que tienes los ojos más hermosos que han visto jamás. Que parecieras un sueño hecho realidad de algún ilustrador asiático, unos ojos tan grandes y azules que son difíciles de encontrar. Y si cambian de color da lo mismo. Tu mirada, tenga el color que tenga, es una ventana, mejor dicho, unos ventanales hacia la vista más hermosa. Que Dios me perdone de regalarte muchos lentes oscuros, pero tu mirada basta y sobra para quitarle el aliento a un apneista, a un tenor o qué se yo.

No sé qué más decirte. Desde que supe que eras niña me puse celoso y cuando te ví nacer, bella desde el primer segundo, no me quedó más remedio que en vez de ponerme con cosas, prefiero contarte que así va a ser y que no puedo hacer más nada, contarte nada más.

Lo que sí quiero que sepas es que siempre estaré aquí para que me cuentes que tenía o que no tenía razón, para que mientras nos reímos de esos tontos yo me muera de celos pero feliz de que me estaré riendo contigo, que es lo que más me gusta en el mundo.

Te amo.

Papá.