10.31.2006

"Un candidato no es un producto" de Alberto Borrini


Estando ya casi en la recta final de las elecciones en este país (Venezuela) me pareció interesante compartir esto que escribió Alberto Borrini, publicado el 18 de abril de 2006 en adlatina.com a propósito de las elecciones en Italia. El artículo se llama "Cuando el candidato es “menos” que un producto" de su columna "El espacio de Alberto Borrini".

Que les interese y lo disfruten!

(Por cierto, el aviso que aparece al lado me lo mandaron hoy y me pareció divertido, sobretodo por el show que están haciendo aquí por utilizar la imagen de Chávez; el producto es "Sugafor", un edulcorante que se vende en Chile... a ese cliente un aplauso bien fuerte por aprobar esa idea)

Ahora sí... no los interrumpo más.

"Un candidato no es un producto

Ésa fue también la época del candidato visto como un producto. Reagan, durante la campaña por su reelección, en 1984, irrumpió en su cuartel de publicitarios, en el Radio City, y les dijo: “Ustedes están vendiendo un producto. Aquí lo tienen”.
Pero hay que ser demasiado cínicos para seguir insistiendo en el candidato como un producto a esta altura del desarrollo (o subdesarrollo) de las campañas, porque resulta evidente que el “producto” se deprecia y termina por ser “mucho menos que un producto”. Porque ¿qué producto comercial se comportaría como lo hacen muchos candidatos, exponiéndose a un mortal efecto bumerán? ¿Qué producto haría tantas promesas incumplibles, diría tantas mentiras, tendría tantas contradicciones y respetaría tan poco las reglas de juego? Pero lo que no es un buen negocio para una marca comercial, parece serlo para un político en campaña.
La máxima de los candidatos es que para gobernar primero hay que ganar. Los medios justifican el fin. Y para ganar parece que no hay reglas. Maurice Saatchi, con su hermano uno de los gestores de las victorias electorales de Margaret Thatcher, dijo no hace mucho que “los que tienen escrúpulos no pueden aspirar a ganar una elección”.
Un candidato no es un producto. Es la persona que va a gobernarnos, sin devolución posible, a lo largo de los próximos años. No es un detergente que puede devolverse o, en el peor de los casos, dejar de comprarlo la semana siguiente. Del candidato convertido en gobernante depende nuestro futuro en lo colectivo y en lo individual.
Si el electorado no comprende esto, si no adopta una actitud más activa durante el proceso de selección y se conforma solamente con lo que el postulante dice, y peor aún, cómo lo dice; si los medios a su vez no ponen el acento en sus contradicciones y alertan sobre sus promesas demagógicas, en vez de dejarse llevar por los temas que convienen al que compite, la posibilidad de elegir bien será cada vez más remota.
Y sin mejores electores es difícil tener mejores campañas y, en consecuencia, mejores gobernantes."

No hay comentarios.: