1.02.2007
el matrimonio venezolano
en este país, más criollo que este evento, imposible...
Si existe un acontecimiento en Venezuela que marca historia, ése es la celebración del MATRIMONIO: trajes, lentejuelas, escarchas, pestañas postizas, copetes, arroz, fotos, lágrimas, queso, flores, tequeños, "whisky", merengue, centros de mesa y hasta el impelable "trencito", son elementos que no pueden faltar en este tipo de celebraciones.
Tras la inevitable caravana de automóviles llegan los invitados al lugar del banquete. En esta parte del ritual que siempre hay una señora que le da un coñazo al hijito, acompañado del clásico... "¡¡¡ Si sigues, nos vamos pal carajo YA !!!", y uno que otro invitado barrigón que aprovecha la distracción de la gente ante la llegada de la novia para acomodarse las bolas y arreglarse la corbata.
La novia luce con heroísmo ese artefacto de tortura medieval llamado "traje de novia", el cual está diseñado para hacerla ver lo >menos parecida posible a ella misma, de manera que el novio se pase toda la noche preguntándose... "¿Esta será de verdad Margot?".
EMPIEZA LA PROCESIÓN: Ya en el banquete toca a los novios, si son de buen linaje, someterse a los rigores del saludo. Allí, marido y mujer en compañía de sus respectivos padres, reciben congratulaciones de quienes van llegando en una especie de "improvisada alcabala". Luego le corresponde el turno a la sesión de fotos, la cual dura al menos tres horas o setecientos rollos (lo que se cumpla primero). Primero la foto de los novios, luego la de ellos con los padres, y la de los hermanos, cuñados, primeras esposas de algunos de ellos y el novio de turno de la hermana menor la foto con la madrina, la foto con la mejor amiga de ella y el mejor amigo de él (que siempre pensaron que se iban a casar, pero él lo que está es pendiente de machucarla en >fiestas y reuniones). Luego vienen los tíos, primos hermanos, segundos y terceros (aunque los estén viendo por primera vez en sus vidas, ya que viven en Caripe y siempre están mamando como para venir de visita a Caracas); también la foto con el vecino que le cambió los pañales a ella cuando estaba chiquita y la foto con >un señor que, aunque no está invitado a este matrimonio, entró a preguntar ... "¿De quién es un Corolla azul, que me está trancando?".
ENTRE EL CALOR Y EL SABOR: Llega la hora del vals. Aquí la novia debe bailar con cada una de las personas antes mencionadas (sin incluir al señor que estaban trancando), y con el viejito amiguísimo de la familia que es más sobón que el coño. La orquesta, con buen gusto, comisionará al cantante para que felicite al novio, llamándolo por un nombre equivocado y así poder dar comienzo al baile.
Siguiendo al vals, llegará un pasodoble para que no haya un cambio brusco que confunda al viejito (que sigue apretando a la novia más de lo debido). El comando de mesoneros ubica en las mesas un servicio completo de "whisky", y por un trago no se preocupe, pues siempre habrá un sujeto categoría "macho pagador de cuentas" que le preguntará... "¿Cómo lo tomas, mi caballo?", mientras las señoras se abalanzan sobre la mesa de quesos con un plato en cada mano (uno para ella y otro para su consorte, que le dijo... "Negra, tráeme un poquito e'queso", mientras campaneaba el trago con el dedo).
MI VIDA POR UN TEQUEÑO: En este punto del bonche salen los pasapalos: el sonido de docenas de personas masticando, sólo es aplacado por la orquesta (que por cierto andan ladillados del tío de la novia que bien rascao les ha pedido como siete veces "Ansiedad" de Chelique Sarabia). Mientras tanto, bolitas de carne, queso, cachapitas y mini lumpias preparan su salida, y en mitad de la noche se escucha el grito de alguna dama de traje largo y copete quien, emulando a Rodrigo de Triana, logra divisar de primera lo que toda la fiesta espera y en ese momento vocifera con voz aguda... "¡Llegaron los tequeños!". Conmoción y nerviosismo invaden el salón. El mesonero sabe que tiene que amarrarse los pantalones o terminar rodando por el suelo, pues las masas enardecidas se abalanzan sobre él, quien además de cargar la bandeja tiene que esquivar a dos señoras gordas que lo persiguen >por todo el salón. De paso, tiene que agacharse para que las niñitas del cortejo (trajes ya negros de tanto arrastrarse), solicitan el preciado pasapalo; asimismo tiene que atender el reclamo de los novios que le dicen "A la mesa aquélla no le has llevado ni un pasapalo".
El último tequeño de la bandeja siempre es motivo de disputas, miradas recelosas y una que otra risita nerviosa. Al final, y como en el Viejo Oeste, gana el más rápido y no el más refinado. Paralelo a esto, la imagen de las servilletas en la mesa con tres o cuatro tequeños vigilados y protegidos por la mirada fiera del dueño(a), quien no tiene intenciones de negociarlos en el mercado negro.
SE ARMO UN LIMPIO: Terminada la cena, le llega el turno a la tradición. Me refiero al "buque" y al "liguero". Primero la novia, con la ayuda de la orquesta, hace un llamado a las solteras mientras observa con atención dónde está metida Magalys, su amiga de toda la vida que está a punto de quedarse pa vesti santos, animando en todas las fiestas a las demás damas que se niegan a ir porque es "pavoso", ya que tienen bastante con haber ido solas a la boda y de paso, en la fiesta no hay ni un sólo hombre que valga la pena (hablamos de los que fueron a la fiesta a buscar a quién machucaban esa noche). La novia se coloca de espaldas, lanza el "buqué" y se arma el peo, "todas" se caen a coñazos pa ve quien lo agarra, Magalys lo roza, pero cae en manos de la "ex novia" del novio, que aunque lo dejó hace dos años por un Sueco (que está buenísimo) y que había conocido en un simposio, terminaron y luego se convirtió en una buena amiga de la feliz pareja y por eso la invitaron. Toca el turno al novio. Él se arrodilla para sacar el liguero que por requerimiento del público y del cantante del grupo (que sigue empeñado en que el carajo se llama Arnoldo y no Aroldo), lo tiene que hacer con los dientes. Al fin, el novio consigue su cometido, luego de accidentalmente pegarle la boca a la suela del zapato de la novia. El llamado ahora es para los solteros. Un nuevo lanzamiento y el liguero cae directamente en las manos del hijo de la vecina que tiene 18 años, el acné se lo está comiendo y de paso está amarillo por culpa de "MANUELITA". El coro de manganzones comienza a clamar porque empiece la última parte del evento, donde el pobre carajo tiene que ponérselo a la que se ganó el "buqué" (quien es la "ex novia" del novio, que de paso está buenísima y se acaba de operar las tetas), y quien dejó al Sueco y se acaba de empatar con un Disip, el cual ya está lo suficientemente arrecho con la "guevonaita".
LA HORA LOCA (INFALTABLE): Se abre paso la no menos que popular HORA LOCA agarre su pito, su matraca, serpentina, su papelillo y cuanto "coroto" haga bastante ruido y ensucie que jode... en esta parte del ACTO CULTURAL entra un personaje infaltable en toda fiesta... " Marcos " (al que le dicen Marquitos el Maracucho ), el famoso primo gordito del novio que es un vacilador, jodedor y coño e madre de primera y de paso extremadamente simpático y rumbero, va a organizar el "trencito" (procure agarrar una buena cadera para apoyar sus manos) porque en minutos usted será succionado por una fila de personas que al compás de la conga de Ricardo Montaner, pegan un brinco y estiran la pata, confiados en el alto estado de intoxicación etílica imperante que resguarda sus identidades hasta el día siguiente.
ULTIMO ACTO: Con la rumba prendia, hace su entrada triunfal un grupo de tambores. Aquí las niñas bonitas de sociedad, los postgraduados bostonianos, el fino sibarita, y la mamita del "buqué" (la misma de las tetas operadas, la "ex") como por arte de magia y sin que puedan evitarlo, como poseídas por un gran espectro del mas allá... mijo se les sale lo negro, "ROMPEN EL TABÚ" y comienzan, tacón en mano y falda arremangaa, a bailar tambores de la costa, por supuesto sin un coño de ritmo, con las patas abiertotas, pero ellas juran que bailan cual negra de Tambor Urbano. Por su parte los caballeros, corbata de lado y "paltó" en mano, cazarán picones y se incorporarán a una rueda de pescao en mitad del salón. El sudor abunda (la del "buqué" se arregla las tetas, ya que tiene un vestido strapless y están a punto de salise). Ahora sí se puso buena la vaina y mientras todos ponen de manifiesto su exhuberancia, uno que otro borracho echa el primer camarón de la noche, mientras que en una mesa a lo lejos están dos carajos solos y uno le dice al otro totalmente frustrado... "Yo cuando carajito era novio del culo que se casó". También siempre está el que pretende encontrar respuestas a través del vaso de "whisky", y cual mago observa a través de los hielos y el amarillo del " Chivas Regal ". También está la dama que vomita y vomita de la pea que tiene, y tiene las santas bolas de decirle al novio: "AYYYY!!!, disculpa mi vida, no sé qué me pasó, no estoy acostumbrada a beber así...", y el infaltable valentón que quiere acabar la fiesta a coñazos limpio, porque según Él le vieron el culo a su jeva. Segurito que usted alguna vez ha estado en un "ACTO CULTURAL" parecido, o a lo mejor podríamos estar describiendo su boda "con orgullo venezolano".
NOTA: Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
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